Hace unos días nos lanzamos por tanto a intentar localizarlo, coincidiendo que teníamos Luna Nueva. Los pronósticos meteorológicos nos daban unas condiciones de observación astronómica no demasiado buenas en cuanto a transparencia y estabilidad de las capas altas de la atmósfera (el "seeing" y los "jet-streams" ) pero había que intentarlo.
Tuvimos suerte. Pudimos identificarlo sin mucho problema, a pesar de tener que observarlo casi a ras de horizonte, a la hora en que alcanzaba su máxima elevación en el meridiano.
Y ya puestos, decidimos hacer una comparativa con su hermano menor, el Gran Cúmulo de Hércules, catalogado por el astrónomo Charles Messier como "M13". La competición no estaba demasiado equilibrada, porque M13 estaba en todo lo alto, en el cénit, zona clara y limpia, y tenía más papeletas de destacar que Omega Centauri, ya que al estar a ras del horizonte, seguramente no estaríamos viendo de él ni la mitad de su grandeza.
Omega Centauri en el horizonte vs M13 en el cénit
El resultado de la contienda es que a pesar de todo, el cúmulo del Centauro gana en extensión (tamaño aparente) respecto del cúmulo de Hércules. Un espectáculo digno de observar si se tiene la posibilidad.