Su equivalente con luz de día, y frecuente de ver, es el halo solar, con o sin parhelios, efecto óptico formado por la difracción de la luz solar al pasar a través de los cristales de hielo de las nubes.
Con la luz de la Luna (que en el fondo es la luz del Sol también, reflejada en su superficie) pasa igual. Es frecuente ver halos, pero nunca habíamos visto el fenómeno del paraselene.
Nos sorprendió gratamente cuando lo descubrimos, y más al poder compartirlo con los compañeros de afición con quienes estábamos en una sesión se observación y de prueba de equipos y técnicas de fotografía y visual.
Se distinguía bien el halo lunar, aunque era muy débil, y también uno de los dos paraselenes, que era muy intenso, apreciándose la franja arcoiris coincidente con el halo lunar. El otro paraselene era mucho más débil en visual, aunque en fotografía se apreciaba algo más.